domingo, 9 de octubre de 2011

Víctimas o culpables

La noticia a la que me estoy refiriendo en este artículo, fue publicada el sabado 8 de Octubre en el diarío El País. Se trata de Jordi y Alicia, una pareja del barrio de Badalona (Barcelona), cuya situación económica ha empeorado de tal manera a causa de la crisis, que sobreviven con 246 euros al mes.
Desde Junio un cúmulo de circunstancias se pusieron totalmente en su contra: perdieron la ayuda familiar que recibían, les subieron el alquiler y están a la espera de la renta mínima de inserción (RMI), que no les acaba de llegar todavía. El empeoramiento de la economía obligó al gobierno catalán de CiU a hacer una revisión de las concesiones de la RMI y reducir su número, de modo que a muchos beneficiarios a quienes le fue aprobada la ayuda aún no la han recibido, y quienes pidieron un aumento de la misma con el visto bueno de la generalitat, como es el caso de Jordi y Alicia, también están esperando a que se les conceda.
Alicia tiene 35 años y cobra los 246 euros de esta ayuda social desde hace 11 años. Solo ha conseguido trabajos puntuales y precarios, y desde que fue madre hace una década, se dedica a cuidar sus tres hijos estando a la espera de un cuarto. Por su parte Jordi, de 40 años, se dedicó casi la mitad de su vida a trabajar en la construcción hasta que en 2007 se quedó en el paro. Estuvo dos años cobrando la prestación por desempleo que ya se le ha agotado y además desde el mes de Junio ha dejado de recibir la ayuda de 426 euros que concede el Estado.
A partir de ese momento solicitaron a la Generalitat que les ampliara la RMI de Alicia para poder subsistir. La tienen aprobada pero todavía no les han pagado los 640 euros que ahora les corresponden, de manera que desde hace tres meses, toda la familia subsiste como puede con los 246 euros de la renta mínima.
Las deudas se les han disparado y ya deben tres meses de alquiler del piso, dos recibos del agua (han recibido la amenaza del corte del suministro), 200 euros de los libros del colegio, además de más de 300 euros a familiares. En los últimos meses, Jordi ha intensificado su búsqueda de trabajo y se ha sacado el carné de carretillero, pero no encuentra empleo. Confiesan sentirse impotentes por la situación y reclaman que se les pague la ayuda a la que tienen derecho. Entienden la reforma hecha por la Generalitat para controlar el fraude, pero en su opinión están pagando los que no tienen la culpa.

Aparentemente la mala suerte está acompañando a esta familia y ellos no pueden hacer otra cosa que esperar a encontrar una solución en forma de subsidio o ayuda familiar. Pero hay que mencionar que en la misma noticia, se menciona que el periodista a su llegada se encontró con la pareja subiendo a casa con el cafe y el tabaco que pagaron en cafetería de debajo de su casa gracias a los 10 euros que sus familiares les habían dejado. También hay que tener en cuenta que el hijo más pequeño y el que están esperando han llegado cuando ya se encontraban en esta situación crítica. No hay que olvidarse que los dos decidieron dejar de estudiar cuando sus respectivas familias no pasaban por ningún apuro económico, que Jordi ha rechazado trabajos muy bien remunerdos por la obligación de tener que desplazarse ...

Con todos estos datos hay dos planteamientos posibles: ¿son victimas del sistema y los culpables son los de siempre? o ¿su situación no es más que una consecuencia de las malas decisiones tomadas a lo largo de varios años?

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