lunes, 14 de noviembre de 2011

lectura 1

Según J. Schumpeter, la ciencia " es cualquier tipo de conocimiento que haya sido objeto de esfuerzos conscientes para perfeccionarlo". Podríamos quedarnos satisfechos con esta definición de ciencia pero hay que profundizar en su concepto, es decir, precisar lo que entendemos exactamente por conocimiento. Se afirma que la finalidad del conocimiento consiste en descubrir las normas, o sea, las leyes del universo empírico que rodea al hombre, de la realidad objetiva en la que éste se halla inmerso.

Dicho conocimiento consta de tres aspectos fundamentales. Ante todo debe proporcionar una descripción de esta realidad, y al mismo tiempo debe explicarla. La ciencia no puede ser simplemente un conjunto de definiciones porque tiene por finalidad mostrar la necesidad de los objetos y no dar una simple descripción de los mismos.

La segunda característica fundamental reside en el hecho de que el conocimiento científico no puede conformarse con una explicación cualquiera de la realidad. La condición para que exista un verdadero conocimiento es la exigencia de que la realidad objetiva sea explicada a partir de ella misma, sin introducir momentos, elementos o explicaciones que no pertenezcan a tal realidad. Es decir, la ciencia más que explicar el mundo debe comprenderlo. La historia del conocimiento científico es en realidad la historia de como la humanidad se ha explicado el mundo real: en un principio atribuyendo a los fenómenos causas y relaciones fantásticas, para pasar más tarde a hipotetizar causas y relaciones reales, y llegar por último a conocer las relaciones que se establecen entre los fenómenos de la realidad.
El desarrollo de este principio y su aplicación sin excepción a todos los fenómenos de la realidad conduce directamente al materialismo filosófico ya que concebir materialistamente la naturaleza es concebirla pura y simplemente tal y como se nos presenta, de modo que una filosofía coherentemente científica ha de ser materialista a la fuerza y basarse en la necesidad de estudiar la realidad objetiva tal y como es.

El tercer y último aspecto fundamental está constituido por el hecho de que el conocimiento científico es únicamente una parte de la actividad humana, por ello el conocimiento nunca es un fin en si mismo ya que el hombre desea conocer el mundo para poderlo modificar de acuerdo a sus exigencias y necesidades.
El pensamiento y la acción están estrechamente e indisolublemente ligados, de hecho la praxis requiere de una buena cognición de la realidad, pero es evidente que la actividad cognoscitiva no puede orientarse hacia la consecución de resultados prácticos, sino que ha de tratar de llegar a la cognición de lo real que permitirá la futura acción. Por esta razón la ciencia nunca tendrá por objetivo la praxis, pues su meta es la cognición o búsqueda de la verad de las cosas. Por ello el criterio para valorar los resultados obtenidos mediante la actividad cognoscitiva srá siempre la correspondencia de tales resultados a la verdad y no la mayor o menor utilidad de tales resultados.
Asimismo, entre conocimiento y acción existe otra diferencia importante. Así como la praxis, para que tenga exito ha de ser una acción colectiva, la investigación tiene por el contrario un carácter individual, y ello se debe a que el hombre puede coordinar su acción con la des sus semejantes, pero no puede coordinar su pensamiento con el de los demás porque hasta hoy no se ha descubierto una forma colectiva de pensar. Pero la acción colectiva y el pensamiento individual son fenómenos sociales que no existen al márgen de la sociedad humana, y no se diferencian entre si por su finalidad, sino por su forma de manifestarse.
De todo esto se despende que las modalidades de desarrollo de la acción no coinciden con las del pensamiento, lo cual significa que no nos podemos dedicar a un mismo tiempo a estos dos aspectos de la actividad humana.

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