domingo, 27 de noviembre de 2011

Ciencia y método

En esta lectura, el profesor Roberto Carballo comienza con una aproximación a la definición de ciencia basandose en sus investigaciones y experiencias, y no en las múltiples definiciones ofrecidas por los científicos.
La ciencia es una actividad humana y social cuyos éxitos en la comprensión de la naturaleza han permitido al hombre acercarse al conocimiento de sus límites, pero también ha desarrollado un sentimiento de prepotencia en las realizaciones humanas. Esta prepotencia se refleja en que la organización interna de la ciencia está aislada de la generalidad social y al servicio del poder de una minoría, además de la explicación de los decubrimientos en un lenguaje no universal (incomprensible para la mayoría) y de no explicar los métodos de trabajo.

En un segundo apartado se adentra en la relación entre ciencia y progreso.
La ciencia pretende describir y explicar la naturaleza con el objetivo último de servir de base para la acción progresiva que conduzca al hombre al ideal de libertad. Hay sin embargo muchos criterios que demarcación establecidos a lo largo del tiempo, que hacen que muchas explicaciones de la realidad no sean consideradas como ciencia. Según el profesor Carballo, estos criterios conducen en general a formas dogmáticas de concepción de la ciencia, y se decanta por una definición abierta de la ciencia que incida en la consciencia, la sistematización y la autolimitación como base para alcanzar el objetivo de explicar la naturaleza.

En tercer apartado de la lectura se refiere a la ciencia y la concepción del mundo. Siguiendo a Sacristán, una concepción del mundo no es un saber en el sentido en que lo es la ciencia positiva. Sin embargo, la separación entre concepción del mundo como un no-saber y ciencia como conocimiento, no es del todo clara, porque la ciencia se nutre de los sistemas de ideas vigentes para construirse, de modo que también es una concepción del mundo. Por ello, la ideología y los sistemas de ideas inconscientes juegan un papel importante en el método científico.

Pero el método científico, tampoco es ajeno a las ideologías. Las ideologías impregnan todas las etapas del proceso científico desde la etapa pre-analítica hasta la refutación o falsación.

En la quinta parte de la lectura se exponen las cuatro etapas de la investigación científica: descripción, clasificación, explicación y verificación, y la utilización alternativa de tres modos de inferencia (deductivo, inductivo y reductivo). Además se nombran las cualidades que todo investigador debe poseer, como el espíritu de observación y capacidad de abstracción, fantasía creadora e intuición, habilidad formalizadora, a la vez que ser consciente de su propia ignorancia y desear la búsqueda de la verdad.

A continuación, el autor ofrece una explicación más detallada de todo el proceso que sigue una investigación.
La investigación científica no se puede iniciar sin una visión pre-analítica de la realidad que se va a estudiar y que precede a los procesos de observación y analítico.
Tras esta visión, se ha de producir una observación de los hechos de la realidad, y posteriormente, un proceso de inferencia inductiva en el que se tratará de describir y clasificar los elementos y relaciones de dicha realidad. La finalidad de este último paso, es formular una síntesis teórica en forma de hipótesis de carácter provisional.
Esta hipótesis se desarrolla deductivamente, concretizándose poco a poco y purificándose de los elementos extraños. Esta fase de concretización conduce a una nueva síntesis teórica que en general, queda ya formalizada como modelo o teoría, en la que la primera síntesis queda enriquecida por los desarrollos deductivos y las interferencias reductivas de verificación y falsación de hipótesis.
La síntesis enriquecida debe superar otro filtro: la contrastación intersubjetiva. Para ello será necesario que sea comunicada a la comunidad en el lenguaje apropiado formalizado, dejando claro las conclusiones obtenidas.


viernes, 25 de noviembre de 2011

el mecanismo de la investigación científica

Una investigación se inicia siempre a partir de la observación de los hechos, de los que se obtienen leyes y conclusiones de orden más general. Pero los hechos por si mismos no explican nada, de modo que la investigación consiste en comprender la relación interna que existe entre ellos y en conocer las leyes de su nacimiento y desarrollo.
Una vez realizada la observación se deberán encajar los resultados obtenidos en un esquema coherente en el cual todos los hechos observados encuentren una explicación y estén unidos entre si. Esta es la segunda etapa de la investigación, es decir, formular una hipótesis que explique el conjunto de los hechos de manera lógica y coherente, para lo que será necesario tener fantasia creadora mediante la que se pasa de reflejar la realidad a adquirir la capacidad de conocerla y modificarla. Se conoce porque permite formular hipótesis que más tarde se comprobarán de acuerdo con los hechos, y se modifica porque nos permite crear mentalmente la imágen de aquello que no es, pero que pretendemos alcanzar.
Además la fantasía se complementa con la intuición, gracias a la cual el pensamiento analiza solo las versiones mentales fantásticas más verosímiles o racionales formuladas en relación con un determinado fenómeno. A pesar de ser fundamental, la fantasía debe estar controlada por una lógica ferrea y rigurosa.
La tercera etapa del trabajo científico consiste en comprobar que las hipótesis formuladas corresponden a la realidad de los hechos, observándolos de nuevo y profundizando en el análisis de los hechos ya conocidos. Queda claro pues que el único criterio para comprobar la validez de una hipótesis es la mayor o menor correspondencia de los hechos reales con las teorías formuladas.
La cuarta y última etapa del trabajo científico consiste en modificar o sustituir las hipótesis anteriormente formuladas con los resultados de la comprobación realizada anteriormente. De esta manera, la investigación se puede resumir en el siguiente esquema: observación de los hechos, formulación de las hipótesis, nueva observación de los hechos ... y así hasta el infinito.

Según Schumpeter , la elaboración teórica (formulación de hipótesis entre los fenómenos) y la observación de los hechos (análisis) se complementan mutuamente pero no coindicen, y, por tanto, ninguna puede sustituir a la otra. Sin embargo la falta de uno de estos dos aspectos hace que la ciencia deje de existir. En definitiva, la ciencia nunca puede reducirse a la pura teoría abstracta ni a la pura investigación empírica.
Una duda muy común en el trabajo científico es saber si la investigación se debe iniciar en la formulación teórica o, por el contrario, en el análisis empírico. La respuesta de Schumpeter es que la elaboración de una visión global de la realidad precede al análisis de los hechos empíricos, porque la ciencia consiste en crear hipótesis y someterlas a una verificación experimental, y no en descubrir reglas generalizando los hechos observados. Es verdad que los hechos constituyen la base de una elaboración teórica, pero el hombre posee una serie de conocimientos y observaciones empíricas, constituido de forma más o menos espontánea.

El trabajo de un investigador se integra siempre en el seno de la actividad investigadora colectiva humana, porque no solo utiliza los hechos observados y analizados por él mismo, sino también los descubiertos y analizados por otros, tanto con los hechos como la hipótesis. La investigación de ese científico será utilizada por otros, lo que conlleva a la formación de un cuadro cada vez más profundo de la realidad objetiva y al acercamiento a la comprensión de la realidad. Todo esto constituye una etapa del camino que nos acerca a la verdad como tal, es decir, a la verdad absoluta.

De todas estas características peculiares del proceso de conocimiento se derivan dos importantes consecuencias. La primera es que el investigador debe haber iniciado una elaboración propia, como condición para utilizar los resultados de las investigaciones hechas por otros. Si la elaboraciones, es critos y libros de los demàs no sirven para completar o corregir las ideas propias, se caerá inevitablemente en el eclecticismo, ya que el individuo obtiene un pensamiento del que carece.
La segunda consecuencia es que no solo las concepciones y las ideas evolucionan históricamente, sino que también lo hacen los conceptos que las expresan, por lo que todo investigador debe crear por sí mismo el aparato conceptual que necesita.

De todo lo anterior se deduce que toda ciencia tiene un objeto de investigación concreto, para lo que utiliza un determinado método de investigación, que al ser aplicado da una determinada visión científica de la realidad. Mientras que el objeto de investigación permanece relativamente estable, el método de investigación evoluciona con cada etapa del desarrollo científico, y es enriquecido por la obra de cada nuevo investigador a medida que se suceden las visiones de la realidad que ofrece la ciencia. Por lo tanto, en la ciencia lo esencial es el método, porque la visión de la realidad que nos proporciona es un esquema en constante evolución que solo representa una verdad relativa. Y puesto que el objeto de la ciencia no es ofrecer una determinada visión, sino poder proporcionar una visión de la realidad cada vez más exacta que la anterior, el método científico es el instrumento que permite llevar a cabo este proceso.



Que es una concepción del mundo

Una concepción del mundo no es un saber ni un conocimiento en el sentido científico del término, sino que se trata de una serie de principios que dan razón de la conducta de un sujeto que se ponen de manifiesto en situaciones como simpatías y antipatías por ciertas ideas o personas, las reacciones acríticas a estímulos morales ... Esos principios, aunque el sujeto no se los formule siempre, están explícitos en la cultura de la sociedad en que vive, pero la existencia de una formulación explícita de la concepción del mundo no permite averiguar fácilmente cual es la concepción del mundo realmente activa en esa sociedad, ya que ésta concepción no consiste en ser un reflejo directo de la realidad social y natural vivida.

Las concepciones del mundo suelen presentar puntas concretas como el credo religioso-moral o los sistemas filosóficos. Los sistemas filosóficos fueron los más abundantes hasta el Siglo XIX, pero fueron perdiendo campos temáticos poco a poco en favor de las ciencias positivas. La caducidad de la filosofía sistemática se debe a la implantación del conocimiento científico positivo durante la Edad Moderna, que se caracteriza en primer lugar por su intersubjetividad, ya que todas las personas entienden su formulación del mismo modo, y en segundo lugar por su capacidad de posibilitar previsiones exactas. La filosofía sistemática carecía de estos dos aspectos, lo que la convertía en un pensamiento más vago y menos operativo.
Las concepciones del mundo carecen también de estos dos rasgos porque dichas concepciones contienen esencialmente afirmaciones sobre cuestiones no resolubles por la verificación empírica y la argumentación analítica del conocimiento positivo.

Una concepción muy importante históricamente es la concepción marxista del mundo o concepción materialista y dialéctica. Tiene por objetivo terminar con el estupor de la consciencia, con la presencia en la conducta humana de factores no reconocidos o idealizados, siendo una concepción del mundo explícita. La idea fundamental es que la consciencia puede ser dueña de si misma por mero esfuerzo teórico, que enlaza con que la concepción marxista no puede considerar sus elementos explícitos como un sistema de saber superior al positivo.
No es una filosofía, sino una simple concepción del mundo que tiene que sostenerse en las ciencias reales y no en una sustantiva ciencia de la ciencia, que supone por tanto la concepción de lo filosófico no como un sistema superior a la ciencia, sino como un nivel del pensamiento científico.
Para esta concepción no hay cpnocimiento aparte por encima del positivo, y como su punto de partida es la ciencia real, dicha concepción no puede querer más que explicitar la motivación de la ciencia misma.
A esta motivación se le conoce en términos filosóficos con el nombre de inmanentismo, o lo que es lo mismo, la explicación de los fenómenos debe buscarse en otros fenómenos del mundo, y no en instancias ajenas o superiores al mundo.
Los dos principios fundamentales de la concepción marxista son el materialismo (según el cual el mundo debe explicarse por sí mismo) y el principio de la dialéctica (tratar y entender todo aquello que la ciencia positiva no puede recoger). Mientras que la ciencia positiva se basa en análisis que prescinden de la peculiaridad cualitativa de los fenómenos que estudia, el pensamiento dialéctico tiene como ámbito de estudio las totalidades concretas, donde se encuentran los individuos vivientes, las situaciones concretas y el universo como totalidad.

lunes, 14 de noviembre de 2011

lectura 1

Según J. Schumpeter, la ciencia " es cualquier tipo de conocimiento que haya sido objeto de esfuerzos conscientes para perfeccionarlo". Podríamos quedarnos satisfechos con esta definición de ciencia pero hay que profundizar en su concepto, es decir, precisar lo que entendemos exactamente por conocimiento. Se afirma que la finalidad del conocimiento consiste en descubrir las normas, o sea, las leyes del universo empírico que rodea al hombre, de la realidad objetiva en la que éste se halla inmerso.

Dicho conocimiento consta de tres aspectos fundamentales. Ante todo debe proporcionar una descripción de esta realidad, y al mismo tiempo debe explicarla. La ciencia no puede ser simplemente un conjunto de definiciones porque tiene por finalidad mostrar la necesidad de los objetos y no dar una simple descripción de los mismos.

La segunda característica fundamental reside en el hecho de que el conocimiento científico no puede conformarse con una explicación cualquiera de la realidad. La condición para que exista un verdadero conocimiento es la exigencia de que la realidad objetiva sea explicada a partir de ella misma, sin introducir momentos, elementos o explicaciones que no pertenezcan a tal realidad. Es decir, la ciencia más que explicar el mundo debe comprenderlo. La historia del conocimiento científico es en realidad la historia de como la humanidad se ha explicado el mundo real: en un principio atribuyendo a los fenómenos causas y relaciones fantásticas, para pasar más tarde a hipotetizar causas y relaciones reales, y llegar por último a conocer las relaciones que se establecen entre los fenómenos de la realidad.
El desarrollo de este principio y su aplicación sin excepción a todos los fenómenos de la realidad conduce directamente al materialismo filosófico ya que concebir materialistamente la naturaleza es concebirla pura y simplemente tal y como se nos presenta, de modo que una filosofía coherentemente científica ha de ser materialista a la fuerza y basarse en la necesidad de estudiar la realidad objetiva tal y como es.

El tercer y último aspecto fundamental está constituido por el hecho de que el conocimiento científico es únicamente una parte de la actividad humana, por ello el conocimiento nunca es un fin en si mismo ya que el hombre desea conocer el mundo para poderlo modificar de acuerdo a sus exigencias y necesidades.
El pensamiento y la acción están estrechamente e indisolublemente ligados, de hecho la praxis requiere de una buena cognición de la realidad, pero es evidente que la actividad cognoscitiva no puede orientarse hacia la consecución de resultados prácticos, sino que ha de tratar de llegar a la cognición de lo real que permitirá la futura acción. Por esta razón la ciencia nunca tendrá por objetivo la praxis, pues su meta es la cognición o búsqueda de la verad de las cosas. Por ello el criterio para valorar los resultados obtenidos mediante la actividad cognoscitiva srá siempre la correspondencia de tales resultados a la verdad y no la mayor o menor utilidad de tales resultados.
Asimismo, entre conocimiento y acción existe otra diferencia importante. Así como la praxis, para que tenga exito ha de ser una acción colectiva, la investigación tiene por el contrario un carácter individual, y ello se debe a que el hombre puede coordinar su acción con la des sus semejantes, pero no puede coordinar su pensamiento con el de los demás porque hasta hoy no se ha descubierto una forma colectiva de pensar. Pero la acción colectiva y el pensamiento individual son fenómenos sociales que no existen al márgen de la sociedad humana, y no se diferencian entre si por su finalidad, sino por su forma de manifestarse.
De todo esto se despende que las modalidades de desarrollo de la acción no coinciden con las del pensamiento, lo cual significa que no nos podemos dedicar a un mismo tiempo a estos dos aspectos de la actividad humana.